SAN MIGEL DE ARALAR
Un día había un santo llamado San Migel de Aralar que tenía un amigo llamado Mikel, pero también tenía enemigos, los pastores del pueblo. A ellos no les gustaba San Migel porque era muy bueno con todo el mundo y era muy popular en el pueblo.
Decidieron difamarle, los pastores le empezaron a llamar mentiroso porque según ellos contaba mentiras. Los peregrinos que iban a la ermita empezaron a creer los rumores, y le llamaron mentiroso al santo. San Miguel no tuvo más remedio que defenderse, intentó contarles la verdad y desmentir a los`pastores, pero no tuvo mucho éxito.
Mikel viendo que necesitaba convencer a los peregrinos, le pidió a San Miguel que hiciera un milagro.
- San Miguel, tienes que convencer a los peregrinos porque no se fían de ti.
- ¿Cómo quieres que lo haga? ¡Ya les he dicho la verdad!
- No es suficiente. Tendrás que hacer un milagro.
- Un milagro, ¿cuál?
- ¡Cambia el color de las ovejas!
- ¡Ji,ji! En adelante pastarán ovejas de color naranja chillón.
Lo hizo y todos los peregrinos quedaron alucinados. Se disculparon y rezaron fervorosamente al santo.
Al final, los pastores quedaron como mentirosos y se convirtieron en el hazmereír de todos al pastar con semejantes ovejas.
Decidieron difamarle, los pastores le empezaron a llamar mentiroso porque según ellos contaba mentiras. Los peregrinos que iban a la ermita empezaron a creer los rumores, y le llamaron mentiroso al santo. San Miguel no tuvo más remedio que defenderse, intentó contarles la verdad y desmentir a los`pastores, pero no tuvo mucho éxito.
Mikel viendo que necesitaba convencer a los peregrinos, le pidió a San Miguel que hiciera un milagro.
- San Miguel, tienes que convencer a los peregrinos porque no se fían de ti.
- ¿Cómo quieres que lo haga? ¡Ya les he dicho la verdad!
- No es suficiente. Tendrás que hacer un milagro.
- Un milagro, ¿cuál?
- ¡Cambia el color de las ovejas!
- ¡Ji,ji! En adelante pastarán ovejas de color naranja chillón.
Lo hizo y todos los peregrinos quedaron alucinados. Se disculparon y rezaron fervorosamente al santo.
Al final, los pastores quedaron como mentirosos y se convirtieron en el hazmereír de todos al pastar con semejantes ovejas.